viernes, 31 de octubre de 2008

Friedrich Nietzsche

"Hay que aprender a ver, hay que aprender a pensar, hay que aprender a hablar y a escribir. La meta de estas tres disciplinas es una cultura refinada. Aprender a ver : acostumbrar el ojo a la calma, a la paciencia, a dejar las cosas venir a él, a suspender el juicio, aprender a dar la vuelta a lo partular y a captarlo en su totalidad. Es eso la escuela preparatoria elemental a la vida del espíritu: no reaccionar inmediatamente a cualquiera solicitación, pero saber obrar con instintos que contienen y aislan. Aprender a ver; a mi entender, es casi tener lo que el lenguaje no filosófico llama la fuerza de voluntad : lo que es esencial, aquí es de no querer hacer ninguna cosa, de saber suspender su propia decisión. Toda actitud anti-espiritual, toda vulgaridad viene de la incapacidad de resistir a una solicitación : somos forzado de reaccionar, obedecemos a cada impulso. En muchos casos, una tal obligación ya esta una muestra de enfermedad, de decadencia, un síntoma de extenuación. Casi todo lo que la grosería no filosófica define con la palabra "vicio" no esta más que esta impotencia fisiológica a no reaccionar. Consecuencia práctica de esta educación de la vista : más tarde, cuando tendremos que aprender algo, nos volveremos lentos, desconfiados, reacios. Primero dejaremos acercar con una calma hostil todo lo que es desconocido y nuevo, retiraremos prudentemente la mano. Ser abierto a todos los vientos, prosternarse obsequiosamente ante cada pequeño facto, y prisa a meterse con los otros y todo lo que esta diferente, en pocas palabras la famosa "objetividad" moderna es muestra del peor gusto, es por excelencia lo contrario de la distinción."

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